COMPETENCIAS Y SABERES ESENCIALES PARA EL SIGLO XXI
Los rasgos que se desean del alumno en la educación básica
son simples: “Dominio del lenguaje (ya sea escrito u oral), razonamiento,
argumentos, análisis, investigaciones, toma de decisiones, poner en práctica lo aprendido, reconocer sus
potencialidades”[1].
Esto es lo tan famoso que hace al ser integral a ese ser analítico, reflexivo,
pero sobre todo critico, que argumente sus conocimientos y los nuevos que
adquiere, que use todo lo que tiene para dar que es demasiado, uno como docente
explotar cada una de las potencialidades de los alumnos que son muchísimas, así
este alumno termina con un aprendizaje significativo, porque es autónomo usa lo que él tiene para
él mismo y para los demás, a través de compartir experiencias, conocimientos ,
y buscar que el alumno adquiera el APRENDIZAJE PARA LA VIDA, que a fin de
cuentas es el que importa, es el que practicará y es el que perdurará.
Que el alumno aprenda con el
maestro, sin el maestro y a pesar del maestro.
El alumno debe de aprender con el nuevo enfoque que es el de
competencias, para que salga competente para la vida. “En todo el mundo cada
vez son más altos los niveles educativos requeridos a hombre y mujeres para
participar en la sociedad; en este contexto es necesaria una educación básica
que contribuya al desarrollo de competencias amplias para mejorar la manera de
vivir y convivir en una sociedad cada vez más compleja”[2].
Aquí vuelvo a reafirmar las competencias que debe de tener el alumno:
capacidades, habilidades, valores y actitudes. Todo esto nos lleva a los pilares
básicos de la educación e integrales que van con el saber hacer, saber ser y
saber, ya que estas combinan destrezas y actitudes del alumno y lo hacen el ser
competente, que debe ser ya que el alumno debe salir con la habilidad de saber
aplicar todo el conocimiento que tuvo en su nivel básico y no solo eso sino
buscar más allá de lo que aprendió y rectificarlo así sabrá dar solución a cada
uno de los problemas que se le enfrenten en su vida diaria y tendrá una mejor
convivencia con la sociedad. Se desenvolverá mejor allá, allá afuera en la
calle, en la vida enfrentándose y topándose con problemas, que él solo tendrá
que resolver no tendrá ni a su maestro ni a su papá se tendrá él solo y
preparado para la vida.
Hoy
en día con este mundo tan globalizado le presenta muchos retos al profesorado, ya que tiene que ir ala par con
el alumno, ya que los avances de las tecnologías de la información y
comunicación vas aceleradamente. Y con esto las nuevas generaciones jóvenes y
niños requieren que el nuevo maestro con los nuevos modelos pedagógicos,
necesita una innovación y este ejercer su papel: facilitador del aprendizaje,
tutor, orientador educativo, diseñador de materiales educativos, elaborador de
instrumentos de evaluación, asesor de padres, mentor o guía de compañeros sin
experiencia, etc.
Elena Luchetti (2008: 70)[3] propone una nueva matriz
de formación docente que responda a las exigencias de la educación
contemporánea que implica formarse en y para:
a) la diversidad de la sociedad que está cada vez más interconectada;
b ) la educación permanente: por la actualización constante
que requiere el progreso acelerado del conocimiento;
c ) el trabajo por competencias en un mundo laboral en
continua especialización,
d) la selección de contenidos: en la maraña de una red de
información no siempre veraz y confiable, adecuados a las necesidades actuales
del conocimiento;
e ) el empleo de otros espacios curriculares, además de la
clase magistral (seminarios, talleres, mediatecas, laboratorios, prácticas de campo,
modelos abiertos y a distancia, etc.);
f) favorecer la autonomía, o la capacidad de estudio
independiente;
g ) fomentar la participación que lleva al aprendizaje
colaborativo y al compromiso social;
h ) articular interáreas, interciclos e interniveles, para
romper con los modelos curriculares atomizados;
i ) la resolución de problemas y el trabajo por proyectos,
puesto que el desarrollo más justo de todas las naciones requiere la
solidaridad y la cooperación;
j ) la resolución de conflictos, en un mundo caracterizado
por más contactos interculturales y, por ello, propenso a ciertos desencuentros
entre personas y comunidades de orígenes diversos.
Gloria de la Garza Solís propuso que la formación y
superación continúa del profesorado debería atender tanto el ámbito
profesional, como en el personal en cinco áreas:
a) Disciplinaria, es decir la actualización continúa
en los contenidos que se enseñan.
b ) Pedagógica, o sea, la incorporación en la
propia práctica de innovaciones teórico-prácticas en el campo educativo.
c ) Tecnológica e
instrumental para el
manejo eficientes de las herramientas electrónicas y de la informática.
d ) Cultural, con referencia a las habilidades de
comunicación del docente (lectura, escritura, expresión oral), así como su
acervo cultural personal y sus intereses estéticos.
e ) Desarrollo humano, lo cual implica un autoconomiento
para le mejoramiento de actitudes hacia sí mismo y hacia otros, carácter, valores,
salud física y emocional.[4]
“los profesores ahora deben de ser generadores, innovadores y
experimentadores de conocimientos y actitudes utilizándolas en las aulas con
sus compañeros y en las instituciones a lo largo de su vida”